Un recorrido por el arte que lo cambió todo
- Vivian Nij
- 22 ago 2018
- 3 Min. de lectura
Por: Vivian Nij
Era un domingo soleado en la Ciudad de Guatemala, por lo que era un día ideal para salir de la rutina y hacer algo diferente. Tiempo atrás, en la Finca Nacional La Aurora, zona 13, se encontraba un antiguo salón de baile que fue construido durante el gobierno de Jorge Ubico. Pero actualmente es el Museo Nacional de Arte Moderno Carlos Mérida, el cual decidí visitar no solo para conocer el arte que alberga, sino también la historia que guarda en su interior.
Al llegar, me llamó mucho la atención el edificio y su estructura arquitectónica de estilo renacimiento colonial. Antes de subir las gradas que llevan a la entrada, puede observar el Escudo Nacional de Guatemala tallado en piedra blanca y debajo de este se encontraba el nombre del museo. Más adelante aprendí que el nombre (Carlos Mérida) se mantiene en su honor por ser considerado uno de los principales exponentes de la plástica guatemalteca moderna y uno de los más grandes artistas latinoamericanos.
Luego de pagar Q5 en la entrada, finalmente ingresé al museo, pero una vez dentro, fue como estar parada en medio de dos épocas.
Por un lado, resaltaba la construcción y el diseño del techo formado por octágonos de, lo que parecía ser, caoba. Mientras lo observaba, me dirigí a la primera sala: la de Carlos Mérida, en donde se encontraba una completa colección de sus pinturas y litografía. En medio de esta colgaba una lámpara de hierro forjado y de estilo muy colonial. Por un momento pareció como si me encontrara en el siglo XIX.

Pero por otro lado, mientras continué con el recorrido, me adentré a otra época al ver la colección con múltiples muestras representativas del arte nacional contemporáneo. Entre dibujos, grabados, pinturas y esculturas de artistas tanto guatemaltecos como extranjeros, me sumergí a diferentes mundos debido a la diversidad de las obras que veía.
Sin embargo, ya al final del recorrido y cuando creía haber visto demasiadas obras sorprendentes, llegué a la sala de exposición temporal del museo, la cual estaba llena de la belleza y estética del cuerpo humano. “El Arte del Desnudo” vi que se titulaba esta exposición –controversial para algunos y tabú para otros– que mostraba el talento de 31 artistas guatemaltecos.
Cada uno de ellos, por medio de diferentes técnicas artísticas como dibujo, pintura, grabado, fotografía y escultura, me invitó a adentrarme en la figura humana y comprender que a esta hay que valorarla sin prejuicios.
He escuchado a muchas personas decir que el arte lo cambia todo. Antes de llegar al museo, realmente pensé que solo iría a ver algunas obras y que posiblemente no comprendería el mensaje detrás de la mayoría de ellas. Pero cuando terminé el recorrido por todas las salas, pude entender que el arte sí lo cambia todo, porque te reta a pensar, imaginar, comprender y analizar.
El trabajo de un artista es más que solo un objeto. Detrás de este hay horas de errores y experimentación. Hay años de frustración y momentos de alegría. Es más que un objeto porque tiene un corazón y alma, al igual que una pequeña parte de la vida de otra persona.
Tardé una hora en hacer todo el recorrido del Museo Nacional de Arte Moderno Carlos Mérida y solo ese tiempo bastó para que todo cambiara.
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